La Universidad de Granada busca los orígenes de Cristóbal Colón en Santa María de los Remedios de Cogolludo
La Universidad de Granada busca los orígenes de Cristóbal Colón en Santa María de los Remedios de Cogolludo.
Las investigación sigue las huellas de la tesis de Alfonso C. Sanz según la cual, Cristóbal Colón sería hijo de Dña. Aldonza de Mendoza
Marta Perruca
Las villas de Espinosa de Henares y Cogolludo esconden una historia increíble cargada de intrigas, pasiones, dramas amorosos y misterios sin resolver, que bien podrían dar lugar a una de esas novelas capaces de mantener en vilo al lector, hasta que llega ese desenlace totalmente inaudito y sorprendente.
Espinosa de Henares y Cogolludo viven ahora ese momento de catarsis suprema, en el que un joven aventurero e intrépido de orígenes humildes está a punto de desvelar su noble linaje. Un joven que fue condenado al ostracismo, como novicio donado en un monasterio de los Jerónimos, para salvar su vida de las garras de la muerte a manos de su malévolo tío, el marqués de Santillana, que pretendía su herencia. Ahora, de constatarse las pruebas de ADN, podrá vengar el asesinato de su hermano gemelo, para gloria de su estirpe.
Ingredientes no le faltan a esta historia para convertirse en un bestseller, más si cabe, si resulta que este joven se llama Cristóbal Colón, el responsable del descubrimiento de América. Sí, este podría ser un buen argumento para una novela, pero resulta ser el resultado de una tesis muy bien documentada, sobre los orígenes del marino, al que los libros de historia atribuyen una procedencia genovesa. Una tesis iniciada por Ricardo Sanz García y continuada por su hijo, Alfonso Carlos Sanz Núñez, tras su fallecimiento en el año 2003, que está un paso más cerca de desvelar la incógnita, gracias a una investigación desarrollada por la Universidad de Granada que podría, finalmente, acercar los orígenes del Almirante a la localidad de Espinosa de Henares.
La investigación, coordinada por el catedrático de medicina legal y forense, José Antonio Lorente, está analizando el ADN de los restos óseos exhumados en la Iglesia de Santa María de los Remedios de Cogolludo, junto con los procedentes de otros lugares que sostienen diferentes tesis sobre los enigmáticos orígenes del marinero. Los resultados están siendo cotejados con los huesos exhumados en el año 2003 de la Catedral de Sevilla, atribuidos a Cristóbal Colón y a su hijo Hernando Colón.
Una historia apasionante basada en la “tesis alcarreña”
Según los estudios de Ricardo Sanz y Alfonso Carlos Sanz, Cristóbal Colón nació en Espinosa de Henares el 18 de junio de 1435. Era hijo de Doña Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona y Señora de Cogolludo, entre otros títulos. Doña Aldonza era hija de Don Diego Hurtado de Mendoza, Almirante de Castilla, y doña María de Castilla, hija reconocida de Enrique II de Trastámara. Fruto de estas nupcias, acaecidas en el año 1375, el Almirante de Castilla recibió como dote la villa de Cogolludo. Años más tarde, doña María fallecería y Don Diego Hurtado de Mendoza vuelve a casarse con Leonor de la Vega para ganar posición social “ya que se trataba de una mujer con muchos títulos”, explica el guía oficial, Francisco Javier Segura. De este segundo matrimonio nacieron Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, García, Elvira, Teresa y Gonzalo.
A la muerte de su padre, Doña Aldonza recibió en herencia de su madre “las villas de Cogolludo, Loranca de Tajuña, El Pozo de Portillo, en tierra de Atienza y la posesión de Torralba, y del almirante heredó las villas de Tendilla, Cobeña, Algecilla, Palazuelos y Robredarcas, otros muchos lugares, unas casas principales en Guadalajara y buena suma de dineros”, señala Alfonso Carlos Sanz, en el artículo “Doña Aldonza de Mendoza, madre de Cristóbal Colón”.
Doña Aldonza contraería matrimonio con don Fadrique de Castro. Hijo primero de Pedro [Enríquez], conde de Trastámara, Lemos y Sarriá, y de la condesa Isabel de Castro, hija de Álvar Pérez de Castro, conde de Arroyolos, y de la condesa María Ponce de León. Tras asumir la titularidad de la Casa de Lemos, a la muerte de su padre, acaecida en 1400, Fadrique logró situarse sólidamente en la Corte castellana. Su posición se fortaleció poco después, el 26 de febrero de 1405, con este casamiento. Tal y como relata el historiador, don Fadrique era hombre “de gran valimiento gracias a su poderío y parentesco con los reyes. De hecho, cuando “Juan II desposeyó de sus bienes al buen Condestable Ruy López de Dávalos en 1423, hizo a don Fadrique de Castro señor y duque de la villa de Arjona, título que heredó posteriormente doña Aldonza de Mendoza”.
La historia no deja en buen lugar a este duque, que sometió a Doña Aldonza a innumerables infidelidades, vejaciones y maltratos hasta su muerte, “preso del rey de Castilla don Juan II, en el castillo de Peñafiel, en 1430, antes de ser juzgado, por no haberse posicionado como fiel vasallo real en la batalla del Burgo de Osma, y sospecharse que lo hacía del lado de los Infantes de Aragón, enfrentados al rey”.
De hecho, Doña Aldonza no tuvo ningún hijo con Fadrique, aunque la tesis alcarreña sostiene que falleció el 18 de junio en Espinosa de Henares a consecuencia de un parto, “posiblemente fruto de las relaciones con el duque de Treviño, don Diego Gómez Manrique”.
La relación de Doña Aldonza de Mendoza con su hermanastro, el marqués de Santillana, no fue nada buena y fueron incontables los pleitos por las posesiones que la señora de Cogolludo había heredado. Finalmente, “Don Íñigo, Doña Aldonza, y el duque de Arjona, llegaron el día 10 de noviembre del año 1422 a un acuerdo, por el que, si Aldonza no tenía hijos, todos sus bienes pasarían a su hermanastro, guardándose doña Aldonza para sí y su esposo, desde junio de 1423, la posesión del Real de Manzanares, menos Guadalix, y Miraflores que serían de Íñigo”.
Dos días antes de morir Aldonza, en Espinosa de Henares, el 16 de junio de 1435, hace un testamento, que recoge algunas claves que podrían constatar el linaje de Cristóbal Colón. “Según esta tesis, ese testamento se hizo dos días antes de su fallecimiento, porque iba a dar a luz, y en esos casos era muy frecuente la muerte en el parto, como así ocurrió.
En el testamento figura una orden para que se le paguen trece mil maravedíes a Cristóbal Genovés, nombre con el que es conocido en algún momento de su vida Cristóbal Colón, y que, posiblemente, es un criado a quien se confiaría la custodia del recién nacido para evitar su desaparición, pues sería el heredero natural de toda la fortuna de la duquesa, y ello dejaría sin herencia al hermanastro de doña Aldonza.
Los dos testigos del fallecimiento de la duquesa, Fray Esteban de León, prior del Monasterio jerónimo de San Bartolomé de Lupiana y Juan de Contreras, criado de la duquesa, dieron cuenta del nacimiento de dos niños, Alfón el Doncel y Rodrigo de Mendoza, en dos documentos posteriores al fallecimiento de la duquesa. La tesis desgrana una serie de testimonios y prebendas que confirmarían la existencia de este parto gemelar. «Uno de los niños, Alfón el Doncel, fue asesinado a los cinco años, mientras que de Rodrigo de Mendoza, no se sabe nada. ¿Fue ocultado por el prior del monasterio de Lupiana como donado para evitar un final como el de su hermano?«
«¿Dónde adquiere los conocimientos de aritmética, geografía, matemáticas y astronomía, que luego le servirían para hacer los cálculos oportunos que le llevaron a emprender la aventura, rumbo a las Indias, en busca de una nueva ruta comercial?» Todo esto se resuelve en el texto de la obra de Alfonso Carlos Sanz.
En lo que respecta a la heredad de Cogolludo, tras la muerte de Doña Aldonza, fue disputada entre el hermanastro de ésta y su primo, pero finalmente, sería reintegrada a la Corona.
Fue entonces cuando el Rey Juan II de Castilla hizo donación a Fernando Álvarez de Toledo, conde de Alba, del Señorío de Cogolludo, «pero tuvo la villa muy poco tiempo en su poder», señala el guía oficial. El conde de Alba, «no quedando muy satisfecho con la donación Real», accede a la propuesta de permuta del tercer conde de Medinaceli, Don Luis de la Cerda, que queda plasmada en un documento dado en Olmedo (Valladolid) en 1438. A través de esta permuta, «se cambian los dominios de tal manera que el tercer conde de Medinaceli se queda con Cogolludo y Loranca y el conde de Alba, con las villas de tierra de Plasencia», con lo que los dos condes obtienen propiedades más cercanas a sus posesiones.
“Al llegar Colón a Sevilla, procedente de Portugal, se dirigió al duque de Medina Sidonia para ofrecerle su proyecto, siendo rechazado. Con posterioridad, el duque de Medinaceli le mandó llamar, y “se informó del muy particularizadamente” ¿le reveló su identidad y le solicitó ayuda a cambio de no darla a conocer, puesto que le habían robado su herencia?”, indica Alfonso Carlos Sanz. De hecho, Cristóbal Colón recibió el apoyo del duque de Medinaceli, Luis de la Cerda, y del cardenal Pedro González de Mendoza, para que éste fuere recibido en audiencia por los Reyes Católicos, y también otro Mendoza, Lorenzo Suárez de Figueroa, le abre la puerta ante la realeza francesa, para dar a conocer su proyecto.
La carta del duque de Medinaceli al Cardenal
Existe testimonio documental de una carta que escribe el duque de Medinaceli al Cardenal Mendoza, que se encontraba en esas fechas en Cogolludo, dando cuenta de que Cristóbal Colón ha regresado de su expedición y se encuentra en Portugal. “Esta carta está fechada en el 19 de marzo de 1493 “en la my villa de Cogolludo”. Hasta ahora era el primer documento escrito del descubrimiento de América, pero el 16 de junio de 2019, el periódico ABC daba cuenta del hallazgo de una misiva del rey Juan II de Portugal a Fernando el Católico, de fecha 4 de marzo de 1493, encontrada en el Archivo de la Nobleza, en Toledo, que pertenece al duque de Medinaceli, dando cuenta de la llegada de Colón a Lisboa”, explica Alfonso Carlos Sanz.
Cuando Colón llega a Portugal, como consecuencia de una tempestad que le obliga a refugiarse en el puerto de Sintra, escribe tres cartas: “Una a Luis de Santángel, quien había puesto parte del dinero para la expedición; otra a Gabriel Sánchez, que es el secretario del Rey Fernando y otra al duque de Medinaceli, que es la que está perdida”.
La que se conserva es la carta del duque de Medinaceli al Cardenal Mendoza en la que “le escribe para darle cuenta de que Colón ha llegado de vuelta a Lisboa y ha encontrado todo lo que iba buscando, y para pedirle apoyo para que sus naves puedan ir a las Indias. Todavía no sabían que era un nuevo continente, pero como tenía la certeza de que había oro, perlas y sobre todo especias, le pide autorización y que le apoye ante los reyes para poder enviar sus barcos siguiendo esa nueva ruta”
Esta carta de Cogolludo es muy importante, según Alfonso Carlos Sanz, porque “hay un detalle que nos lleva a la conclusión de que entre el duque y el Descubridor había una relación muy personal, dado que el primero le informa al cardenal que ha tenido al Almirante en su casa durante dos años, y un duque, en aquella sociedad poco permisiva, en la que el nacimiento condicionaba al individuo de por vida, a un lanero, vinatero o marinero al que tomaban por un plebeyo imaginativo y hablador, mal vestido y con mucha necesidad, no es creíble que le aloje durante dos años en su casa sin más, sólo ante el ofrecimiento de una idea que parecía irrealizable”.
“Ahí tenemos la vinculación de Cristóbal Colón con los duques de Medinaceli, y quieren ocultar que éste pertenece a la familia, dado que, si fallecía sin descendencia, el heredero era el marqués de Santillana, y en este caso, la herencia debería pasar a esos dos niños. Uno, hemos visto que es asesinado a los 5 años y el otro, desaparece de la historia, porque lo acogen los Jerónimos de Lupiana”, afirma Alfonso Carlos Sanz.
De esta manera, existirían varias evidencias de la verosimilitud de esta tesis, la mencionada carta; el testamento de doña Aldonza de Mendoza, en el que se nombra un Cristóbal genovés; el escudo de Cristóbal Colón “en el que figuran como armas familiares las cinco anclas del Almirante de Castilla, don Diego Hurtado de Mendoza, y la divisa de la Banda Real de Castilla, a la que pertenecen las familias Mendoza y Medinaceli, esculpida en el escudo del sepulcro de doña Aldonza de Mendoza”, así como los dos niños que aparecen y desaparecen a la muerte de la duquesa y los antecedentes de gemelos en la estirpe de Doña Aldonza, y otros hechos que se recogen en su libro.
Las investigaciones de la Universidad de Granada
La Universidad de Granada está investigando los restos exhumados de la iglesia de Santa María de los Remedios de Cogolludo, junto a otros, procedentes de enterramientos que sostienen tesis más o menos fundamentadas sobre los orígenes de Colón. Tal y como explica Alfonso Carlos Sanz, los primeros resultados parecen indicar que se corresponden con ocho individuos diferentes y que entre ellos existiría una mujer: “Primero, han de hacerse un análisis antropomórfico de los de los huesos, para determinar el sexo de las personas que hay, su edad y el tipo de enfermedades que han podido ser la causa de la muerte”. De esta última cuestión se está encargando la Cátedra de Antropología de la Universidad de Granada. “Luego se realizará el estudio de ADN de esos cuerpos, por ver si coincide alguno de ellos con los restos que hay depositados en la catedral de Sevilla, que se trajeron desde La Habana el 19 de enero de 1899, y si coinciden, ya tendríamos la certeza donde podría estar enterrado Colón”, comenta el historiador. No obstante, para Alfonso Carlos Sanz, el que los resultados no establezcan esta coincidencia no invalidaría la tesis alcarreña, sólo confirmaría el hecho de que los restos no se encuentran en Cogolludo: «La exhumación de unos restos en un lugar en el que se afirmaba estaba enterrado García Lorca, y que tanta expectación supuso en su momento obtuvieron resultado negativo, y no por ello deja don Federico de ser un gran escritor reconocido universalmente. Ello sirvió para constatar que allí no estaban sus restos», comenta Alfonso Carlos Sanz.
Televisión Española está elaborando un documental de toda la investigación. El próximo 20 de mayo, coincidiendo con el aniversario del fallecimiento de Cristóbal Colón, los defensores de las diferentes tesis sobre los orígenes de Colón expondrán en Granada sus argumentos y parece ser que los resultados de las investigaciones y el propio documental que se está elaborando sobre las mismas, se presentará el 12 de octubre, Día de la Hispanidad y aniversario del descubrimiento de América.
“Don Cristóbal Colón, almirante de Castilla”
Los resultados de la “tesis alcarreña” se encuentran recogidos en el libro “Don Cristóbal Colón, Almirante de Castilla” (2015, Entrelíneas Editores. Alfonso Carlos Sanz Núñez). Los orígenes alcarreños de Colón ya fueron defendidos por su padre en una biografía del Almirante publicada en 1982 en colaboración con Emilio Cuenca y Margarita del Olmo: “Luego mi padre siguió su trabajo en solitario y publicó otros dos libros más con una información mucho más amplia y detallada”.
Alfonso Carlos Sanz Núñez decidió continuar con el legado de su padre a su fallecimiento en 2003, ya que le había ayudado y acompañado en sus pesquisas para documentar la tesis: “Solía hacer de opositor a las tesis de mi padre, pero él me demostraba con hechos y con datos que tenía razón”, relata.
Sanz Núñez recuerda que cuando acudía a alguna conferencia en Madrid sobre Cristóbal Colón siempre aparecía en los “ruegos y preguntas” la reminiscencia de la tesis alcarreña: “No quería que su legado se perdiera y, además, me había dejado a mí su biblioteca, que tenía más de 400 volúmenes de Colón, y todos sus apuntes y sus notas, que son numerosísimas. Ello me llevó a continuar su trabajo”.
De esta manera, en 2015 dio a conocer su ensayo: “Don Cristóbal Colón, Almirante de Castilla” en la Casa de América, Madrid. «Lo presentaron el director de esta entidad, y el Excmo. Sr. D. Cristóbal Colón de Carvajal, duque de Veragua, que ha escrito el prólogo, y es el actual descendiente del Descubridor de América y cabeza de la línea principal», manifiesta el autor.