Rutas turísticas con sabor dulce por Cogolludo, que acercan al visitante a la artesanía local – «El Decano» 20-4-2021

Rutas turísticas con sabor dulce por Cogolludo, que acercan al visitante a la artesanía local – «El Decano» 20-4-2021

Las visitas finalizan en un obrador local con una demostración artesanal y degustación de mermeladas y miel

 

Pasear por la villa de Cogolludo y conocer su historia a través de sus múltiples encantos turísticos nunca tuvo un sabor tan dulce, gracias a la iniciativa que ha puesto en marcha el Ayuntamiento en colaboración con el guía oficial, Francisco Javier Segura, y los maestros artesanos, Yolanda Fernández Olea y Juan Carlos Hernández, que regentan un obrador de mermelada artesanal en la localidad. De esta manera, las rutas turísticas por la villa de Cogolludo terminan con la visita a este obrador, “donde se hace una demostración de cómo se preparan las mermeladas y una degustación”, explica el alcalde de la localidad, Juan Alfonso Fraguas Tabernero.

“Hacemos catas de mermelada y miel. De mermeladas, hay una gran variedad de sabores como arándanos, cerveza negra, mandarina, manzana, vino, etc., y es algo que está gustando mucho entre los visitantes”, aclara el guía turístico.

 

Desde hace un par de semanas y “con las máximas medidas de seguridad anti-covid”, todos los amantes del patrimonio tienen la posibilidad de conocer la historia y los monumentos de este municipio y acercarse además a su artesanía local. Francisco Javier Segura explica que, con motivo de la pandemia, todas las visitas se llevan a cabo en exteriores y en grupos de, máximo, nueve personas, más el guía.

Las rutas están disponibles de lunes a domingo, en horario de mañana o tarde y se pueden concertar a través de la página web de Guiarte en Guadalajara o llamando por teléfono al 670 70 38 56.

Iniciativas para atraer al turismo por el estómago

Al visitante se le conquista también por el estómago y en este sentido, la localidad no sólo cuenta con un importante patrimonio histórico, monumental y cultural, sino también con una deliciosa gastronomía: “Hay bastante variedad de productos autóctonos de calidad y cercanos, que pueden constituir un menú local para los restaurantes: Tenemos vino, espárragos, productos micológicos, cordero, ternera, productos de la huerta, etc.”, comenta Juan Alfonso Fraguas.

Aprovechando la visita de Leo Harlem con el programa de Televisión Española “El Paisano”, realizaron una ruta por todos los restaurantes, “perfilando” la gastronomía local. Incluso según Fraguas, uno de los restaurantes ha impulsado un menú Km. 0.

 

 

Asimismo, Francisco Javier Segura también puso en marcha una experiencia piloto en colaboración con los restaurantes, de tal manera que sus visitas terminaban con una experiencia gastronómica con productos y platos tradicionales, experiencia que se vio interrumpida por la pandemia.

Una vez regrese la normalidad, el alcalde espera que se puedan retomar estas iniciativas, de tal manera que la gastronomía tradicional de productos de cercanía se convierta en un atractivo más de la localidad.

Cogolludo y su reflejo en la Historia

Patrimonio no le falta a la villa, situada a unos 40 kilómetros de Guadalajara, junto al valle del río Henares, rematando la Sierra y la Campiña de Guadalajara.

Los obispos de Toledo figuran como primeros señores de estas tierras, que más tarde, a partir del año 1176, pasarían a ser propiedad de la orden de Calatrava, hasta el año 1377, en el que el maestre de la orden «acepta la permuta de Cogolludo y Loranca por Villafranca de Córdoba, que le hace el rey Enrique II de Trastámara», aclara el guía.

Estas villas pasarían a manos de la casa de los Mendoza cuando Enrique II se las lega a su hija ilegítima, Doña María, como dote al contraer nupcias con el almirante de Castilla, Don Diego Hurtado de Mendoza. Fruto de este matrimonio nace Doña Aldonza de Mendoza, señora de Cogolludo y duquesa de Arjona, que en teoría, muere sin descendencia, «al menos con el duque de Arjona, ya que según la tesis alcarreña, Doña Aldonza sería la madre de Cristóbal Colón». La villa fue disputada entre el hermanastro de ésta y su primo, pero finalmente, sería reintegrada a la Corona. ​

 

 

Fue entonces cuando el Rey Juan II de Castilla hizo donación a Fernando Álvarez de Toledo, conde de Alba, del Señorío de Cogolludo, «pero tuvo la villa muy poco tiempo en su poder», señala el guía oficial. El conde de Alba, «no quedando muy satisfecho con la donación Real», accede a la propuesta de permuta del tercer conde de Medinaceli, Don Luis de la Cerda, que queda plasmada en en un documento dado en Olmedo (Valladolid) en 1438.

A través de esta permuta, «se cambian los dominios de tal manera que el tercer conde de Medinaceli se queda con Cogolludo y Loranca y el conde de Alba, con las villas de tierra de Plasencia», con lo que los dos condes obtienen propiedades más cercanas a sus posesiones. A pesar de ello, según el guía turístico, el conde Don Luis de la Cerda, tuvo que pagar 140.000 maravedíes, «porque decía -el conde de Alba- que había desigualdad en el trato de la permuta».

 

La figura más importante de la Casa de los Medinaceli será, no obstante, el quinto conde, Don Luis de la Cerda y Mendoza, que será también el primer duque de Medinaceli, «principal responsable de las transformaciones urbanísticas de Cogolludo», indica Segura. A él se le atribuye el ensanchamiento renacentista de la localidad, así como la construcción del palacio ducal, pero también la remodelación de la Plaza Mayor, la construcción de la muralla y la rehabilitación del castillo. Con él se establece el Ducado en la villa hasta la extinción de los señoríos en el siglo XIX.

El Palacio de los Duques de Medinaceli está considerado como el primer edificio de arquitectura civil de estilo Renacentista. En lo alto de la localidad se erigen además las ruinas del castillo, cuyos orígenes se remontan a los siglos IX-X.

 

Asimismo, cuenta con un buen conjunto de arquitectura religiosa con varias iglesias, conventos y monasterios. De hecho, la iglesia gótica de Santa María, del siglo XVI, acoge un lienzo de José Ribera «El Españoleto», en el que se representa a Cristo antes de la Crucifixión.

También son visitables las bodegas, ya que ésta siempre ha sido tierra de buenos vinos y desde hace un par de décadas una empresa cultiva la vid y produce vino en la localidad.

Con todo ello, el guía oficial ha diseñado un amplio abanico de propuestas que se adaptan a los gustos y circunstancias de los visitantes: “Trato de hacer un traje a medida del grupo que venga”, comenta Francisco Javier Segura.  Desde un recorrido histórico por los nueve duques de Medinaceli o de la mano de Cristóbal Colón y otros personajes vinculados al Descubrimiento de América en Cogolludo, pasando por los distintos monasterios y templos religiosos de la localidad, hasta llegar a las huellas que ha dejado la Guerra Civil, entre otras propuestas.

«Javier sabe cómo hacer la visita amena, contando un montón de curiosidades y anécdotas sobre cada uno de los rincones de Cogolludo», señala el alcalde.

Cogolludo recupera una antigua nevera del S.XII

Además, tal y como recuerda Juan Alfonso Fraguas, la intervención que se está abordando en la antigua nevera de la localidad está a punto de terminar por lo que, próximamente, esta peculiar infraestructura del siglo XII pasará a engrosar el patrimonio monumental de la localidad. Situada al norte del castillo, coincidiendo con “ la primera muralla”, se estuvo empleando hasta finales del siglo XIX. Su funcionalidad era guardar y conservar la nieve del invierno para venderla en época estival: “Se usaba como producto medicinal, contra los golpes, y también para el refresco de bebidas. Hay que tener en cuenta que había una familia muy pudiente, que era la familia de los duques de Medinaceli, que demandaban ese tipo de productos”.

Los trabajos han desvelado que existía una primera cúpula que “colapsó”, “creemos que coincidiendo con el periodo en que los franceses dinamitaron el castillo, los conventos, etc.”, cuyos restos se han encontrado en su interior. En el siglo XIX, explica el regidor municipal, fue reconstruida “con una mampostería más sencilla, que ha estado hasta nuestros días”. A lo largo del siglo XX, explica, se ha empleado como muladar para alimentar a las aves carroñeras: “Estaba lleno de huesos y ha aparecido alguna bomba también de la Guerra Civil”, relata el primer edil.